¿Estás hasta el moño de complacer? La fina línea que divide la ayuda del servilismo la cruzamos cada día millones de personas. Somos producto de nuestra educación abnegada, son aprendizajes tempranos que unidos a nuestro temperamento nos crean mucha infelicidad, pues si no te gusta confrontar, vas a perder si o si. Porque la forma más sutil y aceptada de violencia es la implosión, el complacer constante. Esa sensación de dar sin poder evitarlo, de vacío, y hasta de rencor por la falta de reconocimiento, por algo que al no haber sido pedido, no puede ser valorado. Y hay opciones, hay posibilidad de cambiar, de no transmitir esto a los hijos, y de salir de la cárcel auto impuesta. Y no tiene que ver con tu nivel cultural o social. Es más incluso verás que complaces en ciertos entornos de tu vida y en otros no. Es como si te «abducieran» y decir si, o rescatar te saliera solito, y ¡encima de cabeza lo sabemos! pero ¡Ay! lo seguimos haciendo y cada vez con más culpa y juicio hacia nosotros mismos. Si queremos soltar lastre tenemos que crecer, que pensar, sentir y decidir mejor. Y eso nos da una convicción interior tremenda. Construimos la autoridad personal. Y desde ahí la compasión, la ternura, el respeto y la consideración también para nosotros mismos. Las bases de la empatía que no es lo mismo que la simpatía. El próximo 18 de Junio daré una conferencia en abierto sobre esto en la Sala En camino de Madrid a las 19:00, C/ Torquemada 18, bajo 2, metro mar de cristal y canillas. Las plazas son limitadas.
Te dejo un pequeño ejercicio para que pruebes algo diferente. Cuando te vayas a ofrecer a resolver una situación sin que te lo haya pedido alguien que pueda resolver por si mismo, sencillamente respira y espera. Y si picaste y ya te ofreciste, prueba a decir al otro… ¿tienes más opciones para resolver esto?