Decir si a la bondad, sin ser buenista

En Madrid es verano, aire caliente, noches abiertas que invitan tras horas de calor seco a vivir, a respirar.
Parece que sólo vivimos cuando las circunstancias son como nos gustan.
A mí a veces me invade un cierto mal humor eventual, una lucha interna que me hace sentir un no. Un NO.
Esto no lo quiero, esto debería ser de otra manera, las cosas así no…
Y me vuelvo consciente del desgaste emocional de esa lucha interior. El gran NO que vivimos es un NO ESTOY PARA MI. Estamos en una historia interna, que es un ruido con suerte leve y otras como la campana extractora de la cocina.
Y entonces vuelvo a mí, apagando esos ruidos internos, escuchando mis juicios justificados con bondad.
No soy buenista, de hecho me irrita sobremanera la negación de la realidad. La propuesta de crearnos una realidad edulcorada de «todo es posible con la voluntad o la actitud » me encocora. Porque es condición necesaria pero no suficiente.
Y vuelvo a mi, te invito a volver a ti. Sencillamente ser. Nada que cambiar.
Decir Sí, sí a esta es Mi vida, a mis problemas y a mis alegrías. Sí a mis regalos y a mis carencias. Esto es lo que hay, lo que siento, lo que tengo.
Cuando decimos este Sí, la vulnerabilidad abre paso a una experiencia de bondad, muy alejada de la idea de resignación.
Decir Sí, es más que aceptar, es SER.
La vida es mucho más grande que nuestras preocupaciones.
Escuché de un amigo que la Vida escribe libros en los cuadernos rotos. Y todas nos rompemos, y seguimos vivas.
Te ofrezco un pequeño mantra, un recordatorio para volver al Sí.

Me quiero
Me acepto
Me valoro
Me respeto
Me entiendo,
me entiendo profundamente
y con comprensión no me reprocho.

De los éxitos sólo podemos celebrar, de los fracasos podemos aprender.
Porque al final es inevitable vivir fracasando, haremos daños con o sin. intención, nos olvidaremos de nuestra dignidad, no acertaremos en algunas decisiones, entregaremos de menos o de más.
¿Y quién de verdad puede vivir contando los aciertos o fracasos? ¿Qué vida es esa?
Yo prefiero contar la bondad, la alegría y la profunda conexión con mi vida. Me gusta la gente con alegría de vivir.
¡Celebrarme, celebrarnos!
Me estoy haciendo más mayor, un poquito más sabia, mas compasiva, menos reactiva.
Te deseo un buen verano o invierno allí donde estés, y abajo tienes la agenda de las actividades de la Escuela. ¡Qué ya es nuestra Escuela!, con grandes mujeres profesionales cooperando en el bien común.
Un abrazo
Rocío G. Sanabria