Soy la autoridad en mi persona. Soy lo más íntimo que tengo. Cuando nací, nací conmigo. Nadie sino yo conoce mis pensamientos mi sentir y mi riqueza interior. Pues soy yo quien me acompaño. Quien sufre ríe o posterga. Quien disfruta o no de mi compañía. Soy una autoridad en mi misma.
Experta en mí, aveces como tierra salvaje y otras como paseo por plazuela. Me autorizo hoy, ya, a ser yo misma A cuidarme a tratarme bien a saber de mis deseos y anhelos a hacerme caso y tenerme en cuenta. Pues soy la autoridad en mi persona y nadie me conocerá tanto como yo. Y nadie será jamás más yo que yo misma. Me tomo en serio. Me autorizo a ser feliz, ¡extremadamente feliz!
Rocío Gómez Sanabria a 27 de mayo de 2014 a las 11:58.