Proteger nuestra alegría

Sí, hay que proteger la alegría. La vida es dura, las injusticias y los retos pueden abrumarnos, es cierto. Dicho esto, la ternura, la compasión, el juego, el disfrute son sólo pasos para la alegría. Hay una alergia interior, que emana de poder hacer, de poder influir en le mejor sentido de la palabra. Hay una alegría profunda también en el Ser, en la contemplación, en el asombro, en la curiosidad. 
Hay alegría en el amor, en poder amar, ser amada, cuidada, querida, tenida en cuenta.  Hay alegría en el mimar, en la escucha, en el consuelo.    
¿Cómo proteger nuestra alegría cuando las circunstancias son difíciles? 
¿Cómo proteger la alergia cuando estadísticamente en el mundo occidental nos tocarán al menos dos adversidades grandes?  
En mi caso desde niña hay una fuerza en mí, más grande que yo, que me conmueve. Llevo años haciendo, aportando y sí, ese es un pilar en mi alegría. 
Ahora a mis 54, la vida me lleva a un sitio de ser más cuidada, menos hacer y más recibir, más ser y menos implicación física. Tiempo de amor. Y es un reto grande.   

Te aporto algunas preguntas sin respuestas únicas, porque única eres tú, y tuyas tus respuestas.    

¿Qué me hace ilusión? ¿Qué me conmueve?
¿En qué se me van las horas con disfrute, con pasión?
¿Tengo red?
¿Tengo amistad?
¿La ofrezco?
¿La recibo?  

Cuando nos sintamos sobrepasadas, o sencillamente vivamos en rechazo y duelo, recuerda que somos algo más, que hay alegría en aprender, hay alegría en ayudar, hay alegría en compartir, hay alegría hasta en la soledad.  

Te mando un cariñoso saludo Rocío